El primer alfabeto escrito conocido se desarrolló en Egipto en el siglo XVIII a.n.e. bajo influencia cretense y su "exportación" por los pelasgos (habitantes pre-helenísticos). Existe cierta confusión entre la mitología pues su origen se atribuye al egipcio Menos (luna), también es atribuído a Tot, y por otro lado a las Tres Parcas, tríade de la diosa lunar en la trinidad de doncella, madre y anciana con un carácter iniciático y secreto transmitido sólo a las sacerdotisas del culto y ligado al calendario lunar y representado mediante pequeñas ramas en la secuencia de los árboles de cada época, lo cual da una dimensión aún más antigua dentro de los matriarcados y los reyes consortes estacionales.
Muy diversas relaciones entremezcladas con los distintos cultos como, por ejemplo, la formación de vuelo de grullas consagradas a Hermes, o del Ibis en Egipto como ave sagrada del dios Tot, considerado inventor de las letras, que suponen una mitológica observación y abstracción de los distintos elementos naturales.
Entre los orígenes de las consonantes se encuentran los arcaicos alfabetos fenicio y semita. Los 22 caracteres fenicios arcaicos, formado exclusivamente por consonantes, y de un acusado carácter analítico y de sintesis fueron problablemente adaptados a una actividad eminentemente transaccional y comercial, ya alejada de cultos y secretismos, y sobre la que primaba un aspecto práctico y rápidamente divulgado.
Retomando los orígenes de nuestro alfabeto conocido, se componía de dieciocho letras, en orden inicial: A, B, L, N, O, F, S, H, U, D, T, C, E, M, G, Ng ó Gn, R, e I y cuyas consonantes correspondían a cada mes lunar y sus cinco vocales relativas a cada trimestre o estación: O (aulaga) para el equinoccio de primavera, U (brezo) para para el solsticio de verano, A (abeto o palmera) el árbol del nacimiento e I (tejo) el árbol de la muerte, ambos para el solsticio de invierno. Hacia el año 400 a.n.e. se cambió el orden y algunos carácteres por B, L, F, S, N, H, D, T, C, Q, M, G, Ng, Z y R debido a una revolución en el culto y en asociado a Heracles Ogmio (culto solar).
El aspecto cuneiforme de los caracteres viene dado por su escritura en tabletas de arcilla mediante punzones y, también, del grabado de la misma en piedra.
Curiosamente, y debido a una expansión frígia, el orígen del antiguo alfabeto irlandés, conocido como Beth-luis-nion (abedul-serbal-fresno), posee una íntima relación con lo anteriormente expuesto. Los tranmisores de tal conocimiento, entre otros, eran los ollaves u ollamhs, maestros que transmitían el conocimiento de este alfabeto tanto con la representación similar al lenguaje de los sordomudos, usando las coyunturas de los dedos para representar las diferentes letras, como mediante el cifrado oral. Cada consonante en este alfabeto paleoirlandés representa, igualmente, un mes lunar, de veintiocho días y cuyo calendario comienza dos días después del solsticio de invierno:
24 de diciembre corresponde a B (abedul o acebuche)
21 de enero corresponde a L (serbal)
8 de febrero corresponde a N (fresno)
18 de marzo corresponde a F (aliso o cornejo)
15 de abril corresponde a S (sauce) y SS (Z) (endrino)
13 de mayo corresponde a H (espino o peral silvestre)
10 de junio corresponde a D (roble o terebinto)
8 de julio corresponde a T (acebo o roble espinoso)
5 de agosto corresponde a C (nogal), CC (Q) (manzano o membrillo)
2 de septiembre corresponde a M (vid)
Apenas unos pocos antecedentes y la revisión de nuestros actuales cultos y conocimiento se eleva a la categoría de mitos eternos.
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