sábado, 18 de febrero de 2012

Noche de Verano

Cualquier ciudad anocheciendo. No recuerdo bien el motivo de tu llamada pero sí la misma sensación de retomar contigo una historia sosegada, llena de risa y complicidad.

Nos vimos en cualquier ciudad en una noche estival y salimos a cenar a un local de un centro comercial casi fantasmagórico, apenas cuatro almas. Compartimos confidencias nuevas y viejas. Muchas más risas. Compartimos un postre a medias que invitaba a compartir aún más cosas rodeados de soledad y aire acondicionado, nuestra piel aún sofocada de calor.

Nos fuimos y, en nuestros ojos, fuimos conscientes del momento crucial de tomar un rumbo u otro en nuestra relación. Ambos coincidimos y por eso somos amigos, los mejores amigos no importa tiempo ni distancia. Mucho más allá de nuestras palabras.

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