Pasamos la mayor parte del día y de nuestras vidas trabajando y en permanente desencuentro con nosotros mismos. Ahora parece que eso no puede ser y, después de todos los años de esclavizadas generaciones natas y nonatas aparece en escena el políticamente correcto título ondeante cual enseña libertadora: Concilio de la vida laboral y profesional del que supongo harán partes I, II, III y luego lo mismo un cisma y todo.
Si trabajo hay para todos y no son necesarias tantas horas para el desempeño de un trabajo, lo que esconde el asunto es que dejar de consumir y empezar a pensar es un arma de destrucción masiva de capital.
Al común de los mortales, legión mileurista, de este país después de pagar hasta la última muela en viviendas, coches, etc. y sufrir lo insufrible para hacer frente a pagos exorbitantes ¿qué cara se le queda?
Tibias medidas políticas de sonrisa beatífica en concilios y rediles para borregos. Nos "dan" lo que siempre fue nuestro ahora que dentro de poco trabajarán, como ya sucede en gran parte del mundo, los niños. De momento el consumo ya les contempla y cataloga como objetivo sensible para sus prácticas abusivas.
Todos los socialmente integrados que den un paso adelante, hacia la desintegración mental.
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