... que es la necesidad de estar solo o de compartir esta soledad, lo cual resulta más doloroso por el contraste mutuo. Ir por el mundo anónimamente sin solución al dolor. Un trozo de pulmón devastado.
Este es el mundo que queréis vivir o en el que tenéis que hacerlo.
Soluble al tacto, siento el roce de las miradas en las que educación o indiferencia conducen al mismo punto.
Luego en Frankfurt la habitación tiene un color burdeos en un pequeño y sencillo hotel de escaso lujo.
Dibujo la luz y el matiz dos veces, y no estoy segura de haberlo colocado en el orden verdadero. Recuerdo haberlos dibujado y recordado muchas veces. Dibujo la hoz y el martillo que recuerdo de una infancia en la que tomamos posturas ideológicas puestas sobre esa esperanza en el futuro.
Luego escribo, mientras me retiran la bandeja y tengo la impresión de que quieren que me retire yo también. La misma impresión que antes en las horas muertas.
De vuelta al incierto devenir de los tiempos, de mi tiempo, la incertidumbre de algo diferente, de algo interior por ocurrir sucumbe a la búsqueda de la conexión con ayer para seguir mañana.
Tras tanta parafernalia simplemente, de nuevo, empezar.
Fugaces visiones de la realidad pasan o ¿soy yo el movimiento? Gentes de las que en un minuto puedo comprender una historia o rechazarla.
Quiero escapar de mi misma, de todo compromiso visible e invisible.
George repite mecánicamente el mismo ritual al llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario