A golpe de corrupción y expolio, de diseminar miedo y crisis, volvemos a alcanzar el pasado y estamos otra vez ante el preludio de la guerra de las Malvinas, en el brete de un Gibraltar Español, ante detenciones injustificables de la población, en el paro profundo y la conversión a invisibles de, a este paso, la mitad de la población, pero en la pesadilla no cabe despertar porque la esperanza del futuro ya se ha manifestado vana y usurpable, porque el cambio de signo político nada augura salvo la venta precipitada para desmantelar el estado conocido, el juego de las cuadrillas de tecnócratas para preparar el terreno y dejar la apisonadora y el allanamiento al siguiente equipo de demolición.
30 años de fomentar codicia en forma de ilusiones y futuro, de hacer parecer asequible todo lo que el dinero puede comprar y ahora, ya adictos a la mal llamada felicidad del consumo y la insolidaridad, ignorante de la desgracia ajena no solventada nos chocamos con la propia.
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