Pensamientos ocultos,
percepciones inconfesas,
ocultas desde el primer instante,
y no por ello abandonamos
el juego de ensoñarnos
en tan extraño, necesitado,
hechizo remendado
de verdades a medias,
temores fundados
en carne propia,
anhelos insaciables
y hambre infinita
de un amor terreno y celeste,
en carne y espíritu,
infantil o lascivo,
victorioso y derrotado,
el miedo refugiado en abrazos,
la muerte ahuyentada a besos.
La espalda vuelta hasta otra vez,
un hasta luego sin saber
hasta cuando o hasta nunca.
El silencio de la mente guarda
desatados disparates,
dramas ocultos, inconexos, y el odio
para no llegar al amor, el miedo
de seguir la soledad otro día más.
El alma abierta en canal
y el espectáculo servido,
demasiado nunca es suficiente,
la certeza velada para
sostener el mundo de los sueños,
ese sin espacio, y aun reduciéndolos
necesarios para seguir siéndonos.
Silencios compartidos
sin llegar nunca a saber
que habríamos dicho
o querido decir,
cuando sus ojos y el aire
me faltan ahora
No hay comentarios:
Publicar un comentario