El día es pesado y gris sobre el sudor indeleble donde sólo asaltan las dudas, demasiado pronto y demasiado tarde, el futuro que acecha para ser usurpado.
Evité el contacto visual, puse la distancia que mide la preocupación para no mostrar mis canas, las cicatrices que atraviesan de parte a parte mi corazón cada vez más arrugado y temeroso.
Ojalá no hubiera sido nada, es lo que hubiera querido, pero ya ha comenzado el día después. El primer día de lo inexorable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario