El ciberespacio dejó mi blog suspendido en el vacío, irrecuperable casi para mi memoria.
En el pasillo sentí la alarma de mis sentidos lanzada de frente, no mires, no hagas contacto visual pero ahí estaba de nuevo con la sonrisa extática, el trance de lo amable, acompañado de cualquiera mera fórmula como excusa para lanzar sus tentáculos y no dejar la presa. El, ella, ello, genéricamente correcto, habla y habla, de su mundo, de sus días y sus noches, de lo ido y lo venido. Sus datos siguen saturando el aire y el tiempo sin respirar, salta sin orden ni pausa y va de una cosa a otra, cualquier intento de dar una salida es retomado para volver hacia el ojo del huracán, y exulta ante tu mudo horror, ante tus ganas locas de salir corriendo para siempre sin piedad, sin fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario