Gastado el último hilo de voz, la garganta lucha contra el dolor que la atraviesa y amarra. Quiere escapar en un grito desgarrado al firmamento, en un parto de llanto, en un abatir del alma. Abandonarse al frío. Sólo olvidar.
Nubes de gris opiáceo tiran de espaldas, obligan a luchar contra titanes del tiempo que precipita al Tártaro torturante de la vida muerta, de la muerte en vida.
Gota a gota, dando paciencia al dolor. Sintiendo, agotada, como el tiempo se acaba.
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