No soy la mujer que era, ahora soy única, perdida, diez mil millones de veces destruída y reconstruída como el propio mundo, como la vida que doy.
No salgo en ningún poema ni bella, ni vieja, ni fea, ni joven. No estoy en los cuadros de galerías ni vivo en los ojos del pintor. Sólo en los míos dónde me encontrarás peligrosamente viva, desafiando siglos, culturas, epopeyas, héroes, dioses, guerras y poderes que han coaccionado la sabiduría, la vida de forma impenitente, siempre usurpando mi naturaleza, mi verdadera esencia, coartando mi expresión a una ridícula extensión y limitada función reproductiva o de ornamento.
Soy puta, bruja, loca, perra, zorra, mala, maldita, pecadora. Siempre adjetivada o etiquetada virgen o mártir si no soy lo que quieres que sea a tu imagen y semejanza, pequeño adaptador de grandes males, pero todo y nada soy, siempre adelantada a cualquier tiempo aún anterior al mismo inicio.
Imagen de Medusa para ahuyentar a los que nada comprenden y siempre protector cielo lunar que te contempla.
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