miércoles, 28 de marzo de 2012

Suave, Dulce Felicidad

Me envuelve como la Primavera una sonrisa invisible, un hada buena, una dulce felicidad blanda y oscura en la que tus ojos me acunan. Perdida la mujer que había creído ser y ahora reencontrada la criatura llena de sueños felices que alza su voz y su risa, las ganas de vivir apoderadas de mi ser.

Sueño tus manos fuertes y tiernas, tu cuerpo árbol de sombra y mieles, tu voz que tañe en mi cuerpo palabras vibrantes y, desnuda de alma inquiero al mundo, a la vida, y no existe nada anterior. Nada anterior sirve, no sirve experiencia alguna ante nuestros ojos abiertos al otro, nuestras manos en la arena del deseo, inexpertos labios buscadores del encuentro de nuestros cuerpos. Una nueva luz, un nuevo mundo.

Y guardo con sumo cuidado, como a un pequeño pájaro volandero, tu nombre en el centro de mi corazón.

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