Enfrento el lienzo en blanco y pinto la historia de una mujer y dos hombres, la historia, nunca bien vista, de un amor a tres bandas que podría tener diferentes posibilidades amatorias, sexuales, sentimentales, corporales, experimentales.
Una mujer y dos hombres, uno a uno. Los dos son amados, los dos desconocidos entre si que se piensan únicos. Odiosas comparaciones, medias naranjas, medias noches.
Hombres amantes y la mujer entregados a una nueva dimensión de juegos sexuales y plenitud, al descubrimiento del universo de la piel y nuevas pulsaciones trirítmicas.
Ella sufre por no poder compartirlos juntos, abrir su corazón de par en par, su cuerpo entregado y tomado por los dos para ser tres en sacro orgasmo y trinidad.
Las versiones son infinitas.
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