miércoles, 18 de abril de 2012

Jiddu Krishnamurti: Consciente


Jiddu Krishnamurti (12 de mayo, 1895 - 17 de febrero, 1986), nació en la ciudad de Madanapalle, Andhra Pradesh, India, fue sin duda una de las grandes luces espirituales del pasado siglo.

Fue descubierto en 1909, siendo aún un adolescente por C.W. Leadbeater en la Sociedad Teosófica de Adyar en Madrás, India. Posteriormente fue adoptado y criado bajo la tutela de Annie Besant y C.W. Leadbeater dentro de la Sociedad Teosófica Mundial.

Repudiando firmemente la imagen mesiánica, en 1929 disuelve de forma tajante la vasta y caudalosa organización que se había construido en torno a él, renunciando a aceptar otra acción que no fuera la transformación espiritual de cada persona, sin sujeción a tradiciones ni a cambios preestablecidos.

Fragmento del discurso de disolución de la La Orden de la Estrella de Oriente (2 de Agosto de 1929):

"Quizás recuerden ustedes la historia de cómo el diablo y un amigo suyo estaban paseando por la calle cuando vieron delante de ellos a un hombre que levantaba algo del suelo y, después de mirarlo, se lo guardaba en el bolsillo. El amigo preguntó al diablo:

-¿Qué recogió ese hombre?-, -Recogió un trozo de la Verdad-, contestó el diablo. -Ese es muy mal negocio para ti, entonces-, dijo su amigo. -Oh, no, en absoluto-, replicó el diablo, -voy a dejar que la organice-.

Yo sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. Ese es mi punto de vista y me adhiero a él absoluta e incondicionalmente. La Verdad, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable por ningún camino, no puede ser organizada; ni puede formarse organización alguna para conducir o forzar a la gente a lo largo de algún sendero en particular. Si desde el principio entienden eso, entonces verán cuan imposible es organizar una creencia. Una creencia es un asunto puramente individual, y no pueden ni deben organizarla. Si lo hacen, se torna en algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, una secta, una religión que ha de imponerse a los demás. Esto es lo que todo el mundo trata de hacer. La Verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para los débiles, para los que están sólo momentáneamente descontentos. La Verdad no puede rebajarse, es más bien el individuo quien debe hacer el esfuerzo de elevarse hacia ella.

Ustedes no pueden traer la cumbre de la montaña al valle. Si quieren llegar a la cima de la montaña, tienen que atravesar el valle y trepar por las cuestas sin temor a los peligrosos precipicios. Tienen que ascender hacia la Verdad, esta no puede "descender" ni organizarse para ustedes. El interés en las ideas es sostenido principalmente por las organizaciones, pero las organizaciones sólo despiertan el interés desde afuera."

A partir de su distanciamiento con la Sociedad Teosófica, pasó el resto de su vida como conferencista y profesor, viajando por el mundo y enseñando sobre la mente humana. Sus enseñanzas y escritos no tenían conexión con ninguna religión específica y no pertenecían ni a Occidente ni a Oriente, sino que eran para todo el mundo.

Krishnamurti recibía a la gente que se acercaba a él y escuchaba sus preguntas. Su postura de negación de la autoridad espiritual o gurú como centro de conductor de la búsqueda religiosa y como intermediario entre el buscador de la verdad y la realidad misma, lanzaba toda la responsabilidad sobre el propio buscador. Solía decirles a quienes lo visitaban: "Lo real está cerca, uno no tiene que buscarlo. La verdad está en ‘lo que es’ y esa es su belleza."

No prometía tampoco éxtasis o explosiones de luz, ni visiones, ni poderes extrasensoriales para sustentar una búsqueda, sino más bien los desalentaba. Contaba que cuando era niño él tenia muchos poderes extrasensorios "la capacidad de leer el pensamiento o lo que estaba escrito en una carta sin abrir", y que también podía materializar objetos, tener visiones, predecir el futuro e, incluso, el don de curar. Pero argumentaba que todos esos fenómenos debían observarse y desecharse a medida que iban surgiendo. Sólo el despertar de una percepción viviente; ver y escuchar lo real tal como se revelaba en los pensamientos y sentimientos que eran el verdadero contenido de la mente.

El núcleo de sus enseñanzas estaba la comprensión de que los cambios fundamentales de la sociedad podían tener lugar sólo con la transformación de la conciencia individual: acentuaba constantemente la necesidad del conocimiento propio y la captación de las influencias restrictivas y separatistas originadas en los condicionamientos religiosos y nacionalistas. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante.

Sus conocimientos, diálogos y diarios se encuentran reunidos en más de 60 volúmenes. Cada libro se centra sobre alguna cuestión que tenga particular importancia y urgencia en nuestras vidas cotidianas...

Krishnamurti señalaba la urgente necesidad de una apertura para este vasto espacio en el cerebro que contiene en sí una energía inimaginable.
Recibió la medalla de la paz de la ONU en 1984. A la edad de 90 años dio una conferencia en la ONU acerca de la paz y el conocimiento, un mes antes de su muerte en 1986, en Ojai, California.

Sus seguidores han fundado varias escuelas independientes en la India, Inglaterra y Estados Unidos, y traducido a varios idiomas muchos de sus discursos, publicándolos como libros filosóficos.

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