Otros tiempos y sin duda otros, por edad y circunstancias, adscritos involuntariamente a esa España bajo el palio paternalista y omnipresente del dictador y los cancerberos de la iglesia para recuperarnos como ovejas descarriadas.
Un país en que la noche era lumpen e infierno: putas, crápulas y serenos que, como podían, buscaban refugio del frío al calor de los portales. A lo sumo y para contrarrestar, adoración nocturna de unos pocos padres de familia, ritos insondables de beatos y curas mortificadores. Un Madrid en que los taxis eran negros y con una raya roja, los veranos calurosos y soportables, sin aire acondicionado, a base de piscina municipal en la mayoría de los casos, las sesiones de cine dobles y refrigeradas con olor a limón indeleble. En que el trabajador accedía, a base de ahorro y no pocos sacrificios y pesadillas, a la compra de una vivienda ¿cómo Dios manda? o ¿por la gracia de Dios?, o un coche, o electrodomésticos a base de letras, plazos y números sin fin. Una vida más sencilla y amable en apariencia, bajo la que se ocultaba el que dirán, el ser como el resto, ir con la manada y por donde los pastores guían. Menos desconfiados, tal vez.
Pocas televisiones, no tantos coches, artículos de lujo y bienes escasos, la industria del ocio en su justa medida, tener un tocadiscos o un magnetofón era algo extraordinario y marcaba una diferencia importante, ya no digamos tener singles, y algo exagerado tener un LP o más.
"Popcorn", compuesta por Gershon Kingsley en avance de futuras músicas electrónicas, sonido novedos del sintetizador Moog y referentes psicodélicos, salió en 1969 y con las limitaciones y censuras llegaría algo más tarde a este país por la gracia de Dios.
"El Casatchock", que aquí deciamos "Castachof", y "El Dinosaurio" entre las innumerables canciones y éxitos que, año a año, cosechó Georgie Dann al que debemos el mérito de una incombustible inventiva de pegadizas letras, bailes, así como la introducción de ritmos caribeños para acercamiento y solaz de los cuerpos, la carne es lo que tiene, en tales estados de fusión veraniega y torridez que ni aguas benditas ni rezos llegaban a aliviar.
"Lucky, Lucky" de un tal Giorgio que luego añadiría su apellido: Moroder para convertirse en gurú del pretechno alemán.
Innumerables temas y éxitos, entre otros muchos: "Un Rayo de Sol", "Oh, oh July" de Los Diablos. "Eva María", "Cuéntame" o "Vacaciones de Verano" de Fórmula V. "Soy una Tonta" o "Bésame Magdalena" de Alicia y Nubes Grises. Y también artistas internacionales como el gibraltareño Albert Hammond, el holandés Tony Ronald, el panameño Basilio y la maravillosa norteamericana Donna Hightower que realizó colaboraciones con Tete Montoliú y dúos con Danny Daniel como Danny y Donna.
Mentes tiernas y receptivas, música para vivir, soñar y respirar, pero a su vez música como poderoso instrumento de cambio para una imparable revolución individual y colectiva, directamente comprensible y facilmente recordable, un vehículo perfecto para despertar del sueño del bienestar a aquella cruda realidad en donde la libertad de expresión era causa de persecución, encarcelamiento o muerte, y pensar o ser distinto era altamente peligroso. Raimon, Lluis Llach, Patxi Andión, María del Mar Bonet, Labordeta, Aute, Paco Ibáñez, Serrat, etc, etc. Y también atravesar el charco y alcanzar el hermanaje de las libertades, que han de ganarse siempre pues siempre peligran, con Violeta Parra, Victor Jara, Mercedes Sosa, Quilapayún, Inti Illimani, Isabel y Ángel Parra entre tantos otros, que marcaron una senda de vuelta y un punto de encuentro hacia donde todavía no habiamos llegado.
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