Sarah Baartman, "Saartjie" (Sarita), nació en el Valle del Gamtoos en 1789, miembro de la tribú Griqua al oeste del Cabo, una etnia de los Khoi-san, habitantes nativos del sur de África.
Su familia se trasladó a una choza cerca de Ciudad del Cabo y pronto quedó huérfana y esclava de los Cezar: una familia de colonos agricultores. A los 20 años, llamó la atención de William Dunlop, un médico de la Marina inglesa al que interesó de inmediato por su pronunciada esteatopigia - nalgas hipertróficas- y la inusual prolongación de sus labios, particularidad genital de algunas mujeres Khoi-san.
Dunlop y Hendrick, el hermano del patrón Cezar, acabarón persuadiéndola de que si iba con el primero a Inglaterra y participaba en unos estudios médicos y antropológicos se haría rica y famosa, por lo que a la edad de 21 años y con la aprobación del gobernador Caledon, quién más tarde se arrepentiría de ello, embarcó con él desde Ciudad del Cabo hasta Londres. Inicialmente fue objeto de diversos reconocimientos médicos que determinaron la particularidad de su anatomía bajo el nombre de delantal hotentote o "sinus pudoris" (sine). "Hotentote" es una palabra despectiva y acuñada por los primeros colonos holandeses para definir como sonaba el lenguaje de los Khoi-san a sus oídos algo parecido a chasquidos o un tartamudeo. El único éxito que Saartjie lograría fue su permanente exhibición al público.
Algunos testimonios de la época describen que en el número 225 de Piccadilly, como espectáculo de Bartholomew Fair y Haymarket y a un chelín la entrada, un cuidador la exhibía desnuda en un escenario, como si fuera una bestia salvaje dentro de una jaula obligándola a andar, estar de pie, sentarse o bailar. La llamada Venús hotentote fue la distracción de las muchedumbres londinenses que abarrotaban esos espectáculos para insultarla y recrearse en su anatomía, también para manosearla en un afán sexual y perverso apenas disfrazado bajo un presunto interés antropológico.
La aristocracia también quedó fascinada por lo que consideraba una monstruosidad sexual y en sus pases privados incluían la prostitución y sometimiento a cualquier clase de prácticas sexuales, aumentando los beneficios de los que Saartjie apenas llegaría a obtener una ínfima parte.
Robert Wedderburn, un jamaicano fundador de la Asociación Africana Contra el Racismo en Inglaterra, intentó la denuncia de tal situación presionando al gobierno mediante su denuncia, considerándola como una forma de esclavitud pero, en contra, se adujo que Baartman tenía un contrato con Dunlop del que participaba al 50% de los beneficios, algo no demostrado pues según otro miembro de la asociación, Zachary Macaulay, se produjeron fuertes contradicciones e irregularidades en el juicio y resultaba probable que Saartjie no tuviera constacia documental alguna. Pese a ello, Saartjie Baartman acabó declarando que actuaba por propia decisión, lo cual erradicó toda iniciativa por liberarla.
Después de cuatro años de ser exhibida por todo Londres, en 1814 Saartjie Baartman fue vendida a un domador de fieras francés llamado Regu y llevada a París, donde continuó siendo exhibida durante quince meses más como si fuera una fiera más en un circo ambulante. Murió a los 25 años, alcoholizada y víctima de viruela, pulmonía o sífilis, nunca quedó claro.
Su cuerpo, después de muerta, siguió siendo objeto de estudios y análisis por parte de diversos médicos incluido el Barón Cuvier, uno de los médicos de Napoleón Bonaparte quién escribió que la pequeña Sarah poseía una excelente memoria, era inteligente y hablaba holandés fluidamente. Cuvier mismo se encargó de diseccionar su cadáver inmediatamente, a las 24 horas de haber fallecido. Los presuntos estudios que se realizaron en vida y una vez muerta, lanzaron una serie de artículos pseudocientíficos sobre los que cimentar las teorías de superioridad de la raza blanca. Su cerebro, su esqueleto y genitales, extirpados y moldeados, fueron expuestos en el Museé de l'Homme de París hasta 1974.
Ya en el siglo XX, en los años 40 se iniciaron algunos contactos para la devolución de los restos de Saartjie Baartman a Sudáfrica. En 1982 su historia se divulgó a través de la publicación del libro "La Venús Hotentote" del científico Steve Jay Gould, pero no fue hasta 1994 cuando Nelson Mandela comenzó largas e intensas negociaciones con el gobierno francés para que sus restos fueron retirados del museo y devueltos a Sudáfrica.
Casi 200 años después, el 9 de agosto de 2002 fue enterrada con honores ceremoniales y estatales en su lugar de nacimiento: El Valle del río Gamtoos.
El colonialismo feroz consiguió y procuró semejantes horrores a millones de seres humanos. Durante siglos millones de víctimas anónimas fueron masacradas, explotadas, violadas, torturadas o mostradas en cortes, ferias y museos como también ocurrió con el bosquimano o bechuan de Banyolas, y parece que también conocido del Barón Cuvier según se desprende de su correspondencia con Jules Verreaux, y del que finalmente se repatriaron sólo sus huesos en el año 2000 tras otra larga y controvertida polémica interestatal entre la República de Botswana y España.
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