miércoles, 9 de mayo de 2012

Circunloquios

Ni a un lado, ni a otro. "La virtud está en el medio" ´dicen.

Hablaban de un escenario sobre el que nunca llegué a estar si no fue entre bambalinas, ocupada del atrezzo para que la obra se representase, o quizá era yo quién quería dirigirla de forma oculta. La orquestación de la belleza y la perfección que sólo abocó al desastre, el sueño imposible del que siempre se despierta demasiado tarde y consumido.

¿Era una estatua o existía y estaban hablando de mi vida? Hubiera cambiado, reposado el corazón sobre la piedra fría por un momento. Algo fresco y sólido dónde descansar, la venda de sus ojos sobre los míos, en lugar de estar rodeado de tal amasijo de demonios en ebullición asaltándome día y noche.

En circunloquios, iban cercando mi sombra, cerniéndose en la observación de mi ignorancia, calculando el golpe de viento favorable, la senda de planeo idónea para atrapar un pedazo de mí antes de que alcanzara a darme cuenta.

Mi vida ya no me pertenecía, ¿lo hizo alguna vez?, apenas un mero objeto de estudio, análisis, comparativa, desemejanza y atropello. Todo lo que dijese sería tenido en mi contra.

El mundo que había conocido, la lógica que me acompañó se tornó en desuso y pasado incomprensible, mis razonamientos y explicaciones en objetos inútiles y pesados de llevar.

Mi juicio fue pospuesto y Caronte nunca me cruzó en su barca.

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