No sé que etiquetas poner a la mayoría de los escritos, no tengo una idea clara, ni tanta certeza de como se ponen etiquetas a todo lo que me ronda por la cabeza o la de otros.
Pocas veces sé que lo que tengo delante es exactamente algo previamente definido. Pero así somos los humanos, siempre necesitados de medir, fijar, y poner nombre a todo: mar, costa, día, noche y hasta a las estrellas para que nos resulten siempre conocidas, y así transmitir eso que damos en llamar conocimiento.
Otro aspecto es la comunicación, ¿absurda o imposible pretensión? Si harto difícil es conseguirlo en la vida real ¿cómo pretender que este espacio virtual sea puro y ajeno a la naturaleza de nuestras relaciones en el plano real?
Torpezas, la forma más efectiva y rápida de aprendizaje que existe, cometidas en los inicios de este espacio abierto. Un lugar dónde volcar mente, imaginación, conocimientos e investigación, recuerdos y, entre ellos, toda la música que quiero recordar. Otras veces la que escucho por primera vez mientras me voy sembrando de eternas dudas imperecederas ante certezas meridianas.
Aquellas estadísticas, dejaron un día líneas escritas: "comentarios" y, avatares de la vida, poseían imágenes. Entonces se inició una curiosa transformación sobre la percepción que de mi galimatías personal tenía, pues durante algún tiempo pensé que a alguien parecían interesarle mis posts, vana presunción de comprensión, iniciándome al ritual no escrito: la cortesía. Quid pro quo, tú visitas y comentas, yo visito y comento. Bueno, tampoco estaba mal y resultaba de alguna forma alentador y amable. Poco a poco aquel espacio de la escritura fue siendo invadido por aspectos ajenos a él. Y, pese a no serlo nunca, fui dada a perder el tiempo. Me encontré sumergida en corrientes de extraños comportamientos tribales que me divertían y a la vez me causaban asombro por la novedad y pese a percibir desde el principio ciertos detalles que apuntaban a un fallo de conexión que los principios de la bondad infinita y el eterno beneficio de la duda ocultaban de alguna forma.
Inmersa en un extraño delirio obviaba lo que no viene de frente, el decir y no decir nada, el estar y no estar, juegos que algunos son felices de jugar creyéndolos sútiles e interesantes.
Cansada y conscientemente, zanjé por completo tales relaciones con extraños y ajenos que nunca, ni por un segundo, habría aguantado en la realidad cotidiana. Tal vez falta de datos y señales al resto de los sentidos, cierta ensoñación, un momento personal más bajo y, sobre todo, que existen manipuladores emocionales en cualquier parte de la tierra pero éste resulta un medio más idóneo para campar, rampar y arramplar a sus anchas y mejor para la impunidad que en el cara a cara, por si se la parten.
Bajo formas aparentemente inofensivas, incluso maravillosos disfraces, he visto miedo, desesperación, locura, mentiras, egolatría, egoísmo feroz, envidia, maldad, ladrones de tiempo, seres ufanos de protagonismo para existir de alguna forma. Faltas de respeto absolutas y total carencia de civismo y educación. Podredumbre de imaginación, de crecimiento espiritual y moral.
Arranqué ese envoltorio adquirido, y entre sus pliegues también algunos restos de buena voluntad y hasta sincero interés. Y de nuevo sola ante la escritura con pocos, muy pocos y apreciados amigos, y escasos blogs de mi interés que suelo visitar en silencio. Limito mis propios comentarios por no caer en lo redundante o pretencioso pues sobre algo que ya está acabado ¿qué más se puede decir? ¿Se podría llegar a un debate constructivo y creativo? ¿Qué es ser crítico? Sospecho que no sin unas cañas delante, y decir "qué bueno" y "qué bonito" trescientas veces acaba enseguida, y por completo, con mi repertorio de epítetos. Lo que leo está analizado desde la objetividad y resulta complicado mantenerla dentro de unas vinculaciones más allá de la propia esencia del tema publicado, y más en esa implicación de comentario, salvo si suelto una fresca o una broma pero ahí sale la vinculación de la complicidad.
Resulta complejo coincidir en el mismo punto mental y lingüístico para que la comunicación se inicie y fluya hacia la comprensión mutua por encima de lo personal y hacia el constructivismo.
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