Dados los tiempos díficiles que corren y la crisis acuciante, en realidad esa que no pierde vista nunca aunque me haga la loca, estoy planteándome nuevas oportunidades de negocio. Me debato entre el teléfono erótico que resulta útil para ir realizando otras labores mientras se ejerce un literario experimento masturbador ajeno libre de toda implicación emocional si se hace bien, claro.
Otro sería hacer bocadillos y viandas para llevar a las oficinas en las cuales comer, comer, lo que se dice comer no lo hacen pues lo del estilo fast food en el que acabas sin distinguir el sabor del batido del de las patatas salvo por la textura más o menos líquida, no llega a categoría alimenticia.
Otro sí, montar una mesita ambulatoria al estilo de las de la banderita pero no petitoria sin más, no, si no como mediadora de conflictos dada mi sagacidad, arte y larga experiencia resolviendo problemas ajenos lo que no implica en absoluto que resuelva los míos, ya saben que siempre es más sencillo resolver cualquier vida que la propia.
No descarto otras ideas que medito profundamente concentrada.
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