El tiempo necesario para escribir estas palabras
nunca es suficiente, como el amor, con una vez y
en un instante a esta eterna y derrotada lucha
de darle tiempo al tiempo, constante observadora
de sueños aplacados en luz del día y que
sólo se atreven a desatarme en su piel
en noches de plenas lunas ataviados,
invasores de mis miedos,
deseos y del alma desnuda repleta de soledad
avisada y retenida en el vacío de la muerte
enfrente de mis días, cierta promesa, cita ineludible
entre planes conspicuos de hazañas
para sobrepasar la vida en la media edad de si misma
pendiente del amor que no recibe pero apenas del que da
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