miércoles, 13 de junio de 2012

Despertar

Ojeaba un libro de Danza, apenas debía tener cinco tal vez seis años. Fascinada contemplaba las imágenes con una extraña e inexplicable emoción de asistir a algo extraordinario: la expresión del arte en los cuerpos de los bailarines en estática representación aún sin llegar a comprenderlo totalmente.

Páginas, una tras otra pasadas con cuidado, hasta que al volver una apareció una foto de Margot Fonteyn y Rudolph Nureyev enmarcada en una orla ovalada y sentí el arrebato de lo sublime con tal intensidad que me encontré recortando aquella imagen para retenerla para siempre conmigo. Me corté el dedo con el filo de la hoja del libro y me hice sangre. Recuerdo aún hoy la severa reprimenda por cargarme el libro y haber cogido las tijeras, así como la veneración que sigo sintiendo por la Danza y mi despertar al Erotismo.

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