Rompe amarras,
marcha. Permanezco, isla,
desde este momento.
Pensarás en la traición,
desde otra libertad
que no conoces aún
y pensarás en mi equivocación
a no cometer jamás.
Mas nada es más pequeño
que el mundo al que partes,
ni tan complicado
como iniciar la huída eterna,
para regresar al punto
descrito a la elíptica conveniencia,
necesaria razón
de encontrarse a si mismo,
siempre menos complicado
que dejar ser,
dejar marchar para,
finalmente, dejarse estar.
Desechando virtudes,
restando arrebatos,
ahogando las palabras,
esquivo de afectos.
Impulsando velas a golpe
de vientos desfavorables y
enojados con un mundo entero,
vuelves tus ojos a mí
como causante de tu vida,
mas no de tu historia.
Y sola quisiera
regresar tras mis pasos,
al inicio de la luz,
del cuidado amoroso
pues nada existe
más que lo que demos.
Retrocedes tus pasos
a encaminar la vida
tras los míos y volverás
por donde has venido.
Errores de vivir
cada día. No te escudes en
que nada fui, fui el momento
de un día y tu recuerdo
cuando ya no esté.
Y ahora decido no estar más
No hay comentarios:
Publicar un comentario