viernes, 8 de junio de 2012

Pérdida

Rompe amarras,

marcha. Permanezco, isla,

desde este momento.

Pensarás en la traición,

desde otra libertad

que no conoces aún

y pensarás en mi equivocación

a no cometer jamás.

Mas nada es más pequeño

que el mundo al que partes,

ni tan complicado

como iniciar la huída eterna,

para regresar al punto

descrito a la elíptica conveniencia,

necesaria razón

de encontrarse a si mismo,

siempre menos complicado

que dejar ser,

dejar marchar para,

finalmente, dejarse estar.

Desechando virtudes,

restando arrebatos,

ahogando las palabras,

esquivo de afectos.

Impulsando velas a golpe

de vientos desfavorables y

enojados con un mundo entero,

vuelves tus ojos a mí

como causante de tu vida,

mas no de tu historia.

Y sola quisiera

regresar tras mis pasos,

al inicio de la luz,

del cuidado amoroso

pues nada existe

más que lo que demos.

Retrocedes tus pasos

a encaminar la vida

tras los míos y volverás

por donde has venido.

Errores de vivir

cada día. No te escudes en

que nada fui, fui el momento

de un día y tu recuerdo

cuando ya no esté.

Y ahora decido no estar más

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