Y dobleces encuentras para resguardarte,
no mostrarte,
asustado de la luz de mis ojos
que iluminan tu desnudez
perdida, cansada y ahíta de timidez.
Escapas en renglones inconexos
sin enfrentarme
de lejos ni de cerca en la trampa adorada,
aceptada y provocada
de cruda factura.
Inermes garras aferrando vacío
inutilmente, doblando pliegues,
formando nuevos dobleces
donde volver a esconderte
y perpetrar tu silencio,
tu mentira para enfrentar el deseo,
cortando el cuerpo a cuerpo con aliento.
sevicia de piel sellada al sentimiento,
incapaz de romper moldes presuntos
al desaliento ahogado,
escondido en tierra extraña
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