Entre los coches, sonrisa desvencijada en una mueca tatuada al aire de las mañanas, al sol de los mediosdías, al frío y al calor de los elementos del aire. Siempre busca entre las miradas perdidas detrás de parabrisas en un experto reconocimiento las caras casi seguras de su clientela más habitual, Hoy no llevo, mañana sí, seguro. La crisis se va notando cada vez más y ya no baja la ventanilla casi nadie. Los de los cochazos nunca lo hicieron.
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