domingo, 16 de septiembre de 2012

Al Parecer

Al parecer, todas sus raíces y principios habían sido erróneos. El aislamiento infantil, la constante comparativa y la traición, ser consciente y a la vez distinto y aquella frase definitiva: "Si cuando Mariquita quiere para todo tiene maña".

Demasiado distanciado de sus hermanos, siempre juzgado o censurado tambien por sus padres. Una soledad recogida detrás de una puerta cerrada, no molestar una máxima vital, conseguir casi desaparecer en su mundo interior.

El colegio de incomprensibles y tediosas lecciones, el diario recién iniciado que en una enfermedad se deja en clase, el sangrado del alma desnuda ante la mala educación y el abuso de cualquier compañero.

Duele, duele llegar a casa y mentir, duele salir de ella y mentir para separar dos mundos, dos abismos a los que asomarse cada día y repartirse en ellos solo, oculto y minimizado.

Algún tiempo después, algunos compañeros con los que cree poder compartir algo más, la música como nexo, escucha esta canción por teléfono, hablamos, quedamos pero el seco terror vuelve en una sola frase "déjame en paz" y él le aisla, luego le amedrenta y convierte en objeto de burla, de matones hirientes en prácticas, el acoso y el derribo por atreverse a ser quién es, distinto, demasiado listo e inteligente, por encima de la media de los conocimientos de su clase, de su edad, una extraña sensibilidad y por ello debe ser aniquilado, incapacitado para siempre. Los sentimientos otra vez traicionados, en casa el silencio, la cabeza gacha y triste, el corazón palpitando sobre los insultos que volverá a recibir en cualquier momento, al acecho y acechado.

Unos años más tarde se rebela y planta cara a la imbecilidad ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Dos o quizá tres años? Cuando más lo necesitaba, cuando resolver la afectividad externa, el valor de uno mismo ante los ojos de los otros desconocidos, uno individuo y a la vez aceptado. No, basta, ahora se rebela en un primer paso.

Luego el siguiente paso, hacia la nada, un lugar donde no encontrar el pasado ni el presente. Empezar a construirse en aceptaciones y refugios, para 30 años más tarde, volver a empezarlo todo de nuevo. Mirando desde la mesa la barra del bar donde se sujetan, donde si no va no existe, donde no quiere ir ni volver.

Seguir luchando contra todos, contra la costumbre, cambiando para no perderse de vista.

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