domingo, 16 de septiembre de 2012

El Vacío

Transcurrirían nubes y claros, días y noches sembrados de algunas lluvias copiosas. El tiempo se iría corriendo, separando unos días de otros, otras veces juntándolos atropellada, casi amontonadamente en un accidente temporal.


La puerta abierta, un agujero en la cerradura, mientras fumaría sentado a oscuras. Indescriptibles y agitados pensamientos no cesarían de asaltarle, asaetearle. Otras veces buscaría una imagen humana, al principio una excusa, luego sin palabras, entrar a través de una puerta abierta, la mirada encubriría el terror infinito que sostendría su caída, una silla donde permanecer apoyado unos minutos sobre la realidad, otra, enajenarse en ella, perderse y ser escuchado "Estoy acabado", en la palabra, "¿Dios existe? Sí, porque así está escrito". Luego el silencio, dónde no cabría nada más decir y todo se ha acabado, la razón perdida y sólo encontraría el terror.


Cuando saldría por la puerta, la calma de ellos se mezclaría con una incertidumbre fácilmente distraída.


El hueco de la escalera, los pasos, y la puerta se cerraría. Son ellos otra vez, se burlarían, nunca conseguiría verlos y sería mejor así, pero no cesarían nunca de murmurar en su cabeza. No, quizá le hablasen desde la habitación tapiada, no, nadie puede entrar allí, los muertos podrían regresar y llevarle con ellos. No conseguiría abrir la puerta, no recordaría como se hace o quizá le esperaban en la escalera. La agitación iría acelerando su respiración, mientras sudaría en un olor denso y tóxico, no recordaría cuando fue la última vez que se duchó, la última vez que comió o durmió.


Abriría la ventana a una mañana que no veía. Necesitaría más espacio, quitaría las hojas de la ventanas para salir y escapar, así no se darían cuenta y ...


Cruzaron la calle mientras miraban el ciego hueco de la ventana, casi hipnótico, una boca oscura que grita muda, un escondite de la mente donde sólo cabe el vacío.

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