Anónimo, mantente
ajeno, oculto, sin correo, ni postdata,
paseando por la sombra,
con el sombrero calado,
y después un bigote postizo
para la siguiente ronda.
Ejerce otro nombre, intercepta y sigue
otra ciudad y otro espacio,
deshoja margaritas para cruzar la calle
y volverla a descruzar.
Ejerce patria potestad y omnipresencia,
pero guarda tus recuerdos en un cajón,
para tirar la llave.
Podrás volver al lugar de los hechos,
ya casi nadie recuerda,
apenas un cabo suelto,
un mínimo error aceptable
y asumible en el propio riesgo.
Aplica la gravedad de tu escala,
sueña al borde
de la comisura de otros labios,
vigilante del sueño de otros ojos
para inyectarlo en los tuyos.
Serena tu frente, seca tu sudor,
no te lleves al abismo.
Perfecto e higiénico
estado incorpóreo
donde no salir siempre herido
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