sábado, 8 de septiembre de 2012

Líquido

Suave gesto de requiebro,

tus manos sujetan ligeras

mi cintura. Comes mi boca

deslizándote en mi cuerpo

asediado de encuentro.

Bebiendo mi pelo, mis oídos

y mis pechos

en tu boca sedienta y piel

suave, anocheciendo a

sentidos ciegos y exacerbados.

Mi sexo en tu sexo alcanzas,

cuando me pierdo en la inmensidad

de tu pecho amado,

anclado en mis ojos donde

tus ojos arden.

En tus brazos arbóreos me

elevas y hundes en placer

desbordado. Manos

desconocidas desvelan

prohibidos tesoros ocultos,

recorriendo deseos

no pronunciados,

adivinándonos en cada

gemido, cada latido suena

distinto, alcanzándonos

entre el temblor fugaz

y derramado de este momento.

Perdidos y encontrados

en el rocío del sudor

recien nacidos

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