miércoles, 26 de septiembre de 2012

Rancio Abolengo

Incapaz, no he podido verlo, todavía guardo principios republicanos y éticos suficientes como para no participar en la perpetuación de esos anacronismos e injusticias seculares. Eso sí, leyendo las noticias me los he topado hasta el "gómito".

Ellos, hartos de perdices, toda la real gana, ganado y estirpe, obligaciones familiares y de estado, dios y alteza, ahora se casan. Otros más para seguir asegurando la sucesión de los privilegios por los siglos de los siglos, amén.

Pero dudas profundas me asaltan en lo más remoto, recóndito, de mi inquietud y desasosiego ante el couché electrónico ¿De rosa palo o se ha tragado un palo? y lo más peor ¿serán nuestros patrios y máximos exponentes del Estado de los que estaban convidados al banquete o se habrán tenido que llevar el real tupper?¿Dónde anda el rey? ¿Trabajando de mago? ¿Nos van a traer pastel y peladillas de recuerdo? Pero lo más importante ¿Para cuándo el Imperio?

P.D. Algunos han llegado a la conclusión de que el novio tiene menos pelo que un litro de vino ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario