Un destello atrapa mi visión y distorsiona mi mirada en un zoom. En un movimiento de traveling, estoy atravesando los ladrillos que ocultan el pasado disfrazado de presente y todos los miedos que arrastré hasta aquí.
El aire se detiene bajo una pantalla verde, se aferra sobre las viejas sillas de la incomodidad. Las palabras se suceden monótonas en una fórmula ensayada año tras año: de lo que se puede hablar, de lo que no. Hay que medir la frecuencia para no agotar o repetir la información.
Sabes de qué te hablo, los momentos incómodos y pospuestos en los que el sopor de las horas anida entre las pestañas y la piedad de lo debido a la edad flota entre resquicios de culpa y miedo al vislumbrar el futuro que se repetirá como este presente. Sí, sabes lo que vendrá y pretendes escapar como un espectador decepcionado pero no es posible cambiar el canal de este barrio envejecido y ajeno, de esas tardes doradas y aburridas en las que las horas no ceden y los rostros circunvalan palabras repetidas en la costumbre de sus arrugas.
Cuando el futuro es igual al presente quizás haya llegado el momento de replantearse como escapar de la decepción.
ResponderEliminarYa sé que no es sencillo. De una manera u otra estamos todos atrapados en una tela de araña que con el tiempo se hace más resistente.
Un abrazo
Quizá esa tela de araña que nos mantiene en cohesión , atrapa y a la vez impulsa es el recuerdo del pasado. Gracias por tus reflexiones.
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