busco
una vieja canción
por curar
un instante
el nuevo dolor.
Hoy
encuentro
el viejo dolor
sin paliativos
que se
abisma en
la oscuridad
de la mente.
Sueños
sin respuesta
posible
desatan violetas
y lilas
en su última
exhalación,
el despliegue
de lo efímero,
como tu voz
escapa
y dispersa,
excéntricas,
las ondas
de la memoria.
Y apenas atisbo
Tu presencia
entre halos
precipitados
y tímidos,
bajo la presión
enajenada
que aparta
mi propio
centro
que tanta
gravedad
lastra.
Acepto
Silencio,
Distancia,
incluso
todo
lo contrario,
pero ya
no
albergo
la pretensión
absoluta
y
sobrevivo
de
intangibles
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