Siempre abandonada, primero un cachorro y luego una perra, de una forma u otra traicionada por las circunstancias o su entorno. Abandonos definitivos, otros parciales incluidos los abandonos propios como resultado de aquellos y del freno a entrar en la rueda de la veleidad arrastrada de la gran mayoría que resulta acabar en groseras incoherencias, un cigarrillo fumado en medio de un incendio o no tomar jamás la iniciativa de sus propias vidas, instalados en la queja y desde la barrera del ocio infinito.
Veranos eternos en noches insomnes y miradas brilladas sobre la piel hambrienta, chispas pérdidas de otros veranos y viejos fuegos de artificios perdidos.
Veranos eternos en noches insomnes y miradas brilladas sobre la piel hambrienta, chispas pérdidas de otros veranos y viejos fuegos de artificios perdidos.
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