Una luna interrogativa interrumpe su frente, disloca su discurso y dirige mis sentidos hacia ella, captando mi respiración, sosteniendo la mirada hacia la grieta que nos fractura y abisma.
Mis ojos son duros y desnudan otra cobardía de silencios impolutos, una nueva simplicidad para seguir abundando en una vieja y compasiva condescendencia.
Al margen de mi ser, otra y todas las veces, apuro copas vacías que agrietan mis dedos atenazados, mentiras vocalizadas y el sol de tantas mañanas destella del faro de tu frente mientras te ocultas a mi escrutinio.
Toca volvernos atrás, caminos inconclusos que deberían haberse recorrido en tiempo y sazón de los frutos. Tanto cuesta volver a transitarlos ahora que la esperanza se sabe perdida y hay que sustituirla por un amor desgastado y temeroso a cada paso.
Agrietados caminos que recorren nuestras espaldas.
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