Encuentro un instante de paz,
lejos del roce de las palabras
que miran agrietándose.
La fría luz dónde perfilo
inciertos los contornos
de mi olvido sobre el recuerdo
de su mano.
La búsqueda de mi Norte
en grúas esdrújulas
que sostienen el paisaje
de un sol payaso y viejo.
Vacío mi atención en remolinos
de hojas muertas
que se enredan a merced
del viento en una danza
de belleza inesperada.
El sabor de mi boca despierta
el consabido sabor
del mismo camino de vuelta.
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