miércoles, 10 de enero de 2018

Al traste

En esa sobremesa impensable nos encontramos tres, a tres tiempos, de tres mundos, una tríada en tres historias al traste.

Nunca se habla de lo que circula bajo la piel, jamás de las carencias inyectadas en los propios huesos, en cada destruido proyecto, bajo cada sacrificio en el sinfin de tantas batallas perdidas. Prohibida la mención de la imperfección del ser y de las relaciones, la soledad de las parejas, la infelicidad del ser solitario y aislado entre grandes multitudes.

Se grita y exalta la capacidad del hambre ahíto, la anhelada melopea como cumbre de la existencia, los viajes que se narran y comparten sin necesidad de invitación y ni siquiera a colación. El devenir de la vida en vanas esperanzas y hogueras vanidosas, mientras nos miramos el pelaje, mientras comprendemos la realidad más allá de las poses y toma de partidos, mientras los roles tardan siglos en cambiar, y siempre somos las supervivientes las que nos volvemos a adaptar al medio una y otra vez, las que no desapareceremos tan fácilmente como olvidables somos en esa limitación impuesta de ombligos y papeles secundarios.

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