jueves, 8 de marzo de 2018

Implosión

El día se detuvo y suspendió el gris sobre las ramas desnudas de los árboles, cesando su empeño por brotar.

El aire se detuvo entre mis costillas que olvidaron exhalarlo, cuando ante mis ojos se abrió la inmensa grieta por la que habría caído hacía tiempo, donde ya no había techo ni paredes por las que trepar, nada quedaba a lo que aferrarse y mis dimensiones desaparecían directamente a la ferocidad de aquel beso atroz.

Descarné sus huesos duros y despiadados, y de la frente que amé brotaron vitriolo y hieles en una ofrenda ofensiva. La muerte sembró heladas semillas en mi terreno abonado para la esperanza y regresó el vacío como única escapatoria.

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