viernes, 24 de febrero de 2012

Contemplaciones

Encontré espías rusos, sombrereros franceses e italianos anarquistas.

Olvidos, rencillas, soberbias e iracundias, posesiones y usurpaciones.

Cajas de sombreros de tules apolillados, cajones de cómodas de caoba atestados de joyas improbables.

El brillo del cristal de roca y el olor de la madera del palo de la rosa.

Un diente de oro que a veces rió y otras enseño los colmillos.

Un ombligo añejo y envuelto en papel de seda que indica origen, pertenencia y estirpe.

Sangre en una tarjeta plastificada que revela una adscripción a un grupo de condición mortal.

Fotos desvaídas que muestran jovenes que conocí viejos.

Heridas abiertas y cicatrices retorcidas de color blanquecino.

Un papel pintado de flores naranjas, un cuarto angosto y oscuro con una ventana a un patio de luces.


Un perfume indeleble que ya no existe y unas cuentas desperdigadas de cristal de roca, junto al recuerdo de una filosofal amatista perdida en mi recuerdo.


Historias ciertas, modificadas, recontadas, interpretadas u olvidadas, parciales e incompletas, pasadas o aprendidas.


También comportamientos que encuentro nuevos en mi, así sin más contemplaciones.

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