Hoy me dolió perder el tren. Hace tiempo que dejé de sufrir por tener que coger el siguiente pero hoy quisiera haber cogido el anterior.
Guardo mi felicidad con tanto cuídado, que cuando cualquier pretendiente de razón se me ha cruzado en el camino lo he despachado de muy buen humor y dejado patas arriba empecinado entre su polémica y su tiempo perdido.
Escribo ya en la estación desde la plataforma del andén de Atocha. Resuena en la memoria el terrible eco de la locura que aquí hubo mientras hoy vida, amor y años siguen intentando redimirnos del dolor de los muertos.
Cada día busco una forma distinta de vuelta y como canta Kiko Veneno: "no tengo prisa no llevo coche" pues ni siquiera conduzco. Pero hoy sí, quiero regresar pronto y ni siquiera el siguiente tren está anunciado. Y aún así me invade una feliz perspectiva de compartir un instante al fin esta infinita y árida soledad.
Esta mañana sólo fue importante el apoyo humano que pude prestar a quién lo necesito.
Hoy quisiera volar alto, rápido, lejos e, infatigablemente, cerca de tí.
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