El Corazón del Hombre No Amado
se ha revestido de obstáculos, parapetos,
barricadas, fosos y trampas.
Una sola vez se entregó
y fue derribado por la traición.
El Hombre Corazón del No Amado
se escondió un día tan lejano
que no recuerda haber amado nunca
y reviste su vacío de lujosa ortopedia
de trajes, corbatas, portafolios,
cámaras y móviles, automóviles y marcas.
El No Corazón del Hombre Amado
sonríe convenientemente, con puntualidad
y adecuada ironía. Adecúa enormes frases,
suficientemente ampulosas
para no ser percibido nunca.
El Amado Hombre de Corazón no siente
que le observan cuando le aman,
no sabe que le piensan,
y cree pasar desapercibido
en su juego envolvente
de disimuladas artes
al objeto de su seducción para, finalmente,
volver a buscar otra presa sobre la que planear
la ilusión del comienzo, de lo nuevo:
la eterna conquista de lo desconocido
y en incesante huída
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