Filósofa neoplatónica que vivió entre los siglos IV y V, musicóloga, médico, matemática, física, madre de la ciencia experimental (estudió y construyó el astrolabio, el hidroscopio y el aerómetro).
El nombre de Hypatia significa la más grande. La leyenda de Hypatia de Alejandría nos habla de una joven, virgen y bella, matemática y filósofa, cuya muerte violenta marca un punto de inflexión entre la cultura del razonamiento griego y el oscurantismo del mundo medieval. Como ocurre con todas las biografías de los matemáticos de la antigüedad, poco se conoce de su vida, y de su obra apenas una pequeña parte.
No se conoce la fecha exacta del nacimiento de Hypatia y se barajan tres posibles opciones, todas ellas aproximadas, según se estime que en el momento de su muerte fuese una mujer mayor, madura o joven. Entre los diversos autores se barajan distintas teorías. Así, Dzielska, encuentra razonables los argumentos de Malalas, autor bizantino del siglo VI, que considera que Hypatia era en la época de su muerte una mujer mayor lo que situaría su nacimiento hacia el 350 o 355. Un argumento a favor de esa fecha es que su discípulo Sinesio, que recibió lecciones hacia el 393 con unos veinte años, y que le escribió cartas mostrándole su gran admiración hacia su ella, por lo que resulta difícil imaginar que hubieran tenido una edad parecida. Por otro lado, Waithe recoge de Hoche, autor del siglo XIX, como fecha probable el año 375 o el 370 pues en la época de su muerte se habla de ella como de una mujer bella, y considera que ese calificativo no tendría lugar si hubiera tenido más de 40 años. Considera que Hypatia fue directora de la Escuela Neoplatónica con 25 o 30 años, y que Sinesio tendría sólo cinco años menos que ella. Kingsley considera la fecha del 390 pues estima que murió joven.
Teón, padre de Hypatia, fue maestro de Matemáticas y Astronomía y conocido por sus comentarios a Los Elementos de Euclides, el Almagesto y Las Tablas de Tolomeo, trabajos en colaboración con su hija. Supervisó la educación de Hypatia y, con un espíritu especialmente abierto para su época, permitió que desarrollara sus excepcionales dotes y se convirtiera en una astrónoma, filósofa y matemática, buscando que llegará a ser un ser humano perfecto por lo que vigiló tanto la educación de su mente como de su cuerpo. Tal entrenamiento consiguió sus objetivos pues la belleza de Hypatia y su talento fueran legendarios. Se dice que Hypatia fue superior a su padre, especialmente en la observación de los astros.
Teón fue uno de los últimos miembros del Museo, institución de educación avanzada que había sido creada en Alejandría alrededor del 300 a.n.e. por Ptolomeo I Sóter y origen de su reconocida Biblioteca. En los setecientos años de su existencia la Escuela alejandrina había alcanzado cotas tan elevadas en el campo científico que habría sido suficiente dejar con vida y libertad a Hipatia y a sus discípulos para, con sus estudios, asegurar otros 1200 años de progreso.
Tras su formación en Filosofía y Matemáticas con los profesores del Museo, Hypatia viajó por Italia y Atenas. Probablemente en Atenas siguió los cursos de la Escuela Filosófica dirigida por Temistius, Plutarco el Joven y por su hija Asclepigenia. Se dedicó, al volver a Alejandría y ocupar la cátedra de Filosofía de Plotino, alrededor del año 400, pese a que la existencia de obras estrictamente filosóficas creadas por ella es desconocido. De hecho, su filosofía era más académica y científica en su interés y menos mística que el platonismo intransigente de otras escuelas neoplatónicas.
Respetada como eminente y carismática profesora, las enseñanzas de Hypatia corresponderían a explicar las doctrinas de Plotino y de Jámblico (250-330), fundador de la rama siria del neoplatonismo y con una estrecha relación con el neopitagorismo. En esta tradición las matemáticas formaban parte de la formación filosófica.
De su cátedra recibió el sobrenombre de la Filósofa, y se dedicó a enseñar Matemáticas, Astronomía, Filosofía y Mecánica a personas de todas las religiones, siendo bien considerada tanto en la comunidad cristiana como en la suya propia. Su casa se convirtió en un centro intelectual.. Estudiantes de Europa, Asia y África acudían a escuchar sus enseñanzas sobre la Aritmética de Diofanto. Entre ellos se encontraba Sinesio de Cirene, más tarde obispo de Tolemaida (c. 410), de cuya correspondencia con ella aún existen algunas cartas.
También fue amiga y consejera de Orestes, prefecto del Imperio Romano de Oriente.
Según la Enciclopedia Suda, enciclopedia bizantina del siglo X, Hypatia escribió comentarios sobre la Aritmética de Diofanto de Alejandría, en las Cónicas de Apolonio de Perga, y en un canon astronómico (presumiblemente el Almagesto de Ptolomeo). Teón, padre de Hypatia, revisó el libro III de su comentario sobre el Almagesto. Todas estas obras se han perdido, aunque algunos pueden sobrevivir como parte de las versiones existentes en árabe de la Aritmética. Los títulos conocidos de sus obras, junto con las cartas de Sinesio que consultó a ella sobre la construcción de un astrolabio y un hidroscopio (identificado en el siglo XVII por Pierre de Fermat como un hidrómetro), indican que se dedicó especialmente a la astronomía y las matemáticas. Se cree que publicó “Tablas Astronómicas” relacionado con la construcción de astrolabios, pero su obra más importante “De las Cónicas” desarrolló altos conocimientos de Álgebra y Trigonometría que tardarían siglos en ser superados, concretamente el estudio de las cónicas no fue reivindicado hasta el siglo XVII, durante el periodo de la Ilustración.
Sin embargo, sobre Hypatia y sobre toda la humanidad se abatió la irracionalidad: el creciente poder de la Iglesia católica y su pacto de sangre con un imperio romano en decadencia. La supresión del paganismo, la liquidación de las bibliotecas, del saber y de los sabios, la anulación del librepensamiento, de la investigación científica (de hecho, los Concilios de Cartago prohibieron, incluso a los obispos, estudiar a Aristóteles, Platón, Euclides, Tolomeo, Pitágoras, etc.). La prohibición del acceso a la mujer a todo conocimiento para ser sometida. En pocos decenios se consiguió llevar a cabo la casi totalidad del proyecto. Pero Ambrosio, Juan Crisóstomo, Agustín y Cirilo, los gigantes del naciente imperio de la Iglesia, toparon en su camino, cimentado de hogueras y regado de sangre, un último escollo: una mujer que dirigía la Escuela alejandrina, una sabia de rectitud moral inquebrantable que, al término de una jornada de investigación y estudio, se echaba sobre los hombros el tribon, el manto de los filósofos, y deambulaba por Alejandría para explicar a sus habitantes el significado de la libertad de pensamiento, del uso de la razón.
Cirilo, obispo y nuevo patriarca de Alejandría a la muerte de su tío Teófilo que había sido el anterior, urdió el asesinato de Hypatia. En la cuaresma del año 415 de nada sirvió la voz aislada del prefecto imperial Orestes, que, inútilmente, intentó defender y salvar a esta mujer de ciencia. Llegado a Alejandría, antes de visitar al magister militiae y a las demás autoridades, incluso antes de obsequiar al obispo Cirilo, Orestes se dirigió a rendir homenaje a Hypatia. Ella le hizo ver que, en realidad, no podía definirse como "pagana", porque "cualquier religión, cualquier dogma, es un freno para la libertad de investigación y puede convertirse en una prisión que impida indagar libremente sobre el origen de la vida y el destino del hombre". Hipatia le refirió cómo, tras el incendio de la Biblioteca, el prefecto imperial Evagrio le había propuesto que se convirtiera al cristianismo, a cambio de mayores subvenciones para su escuela, y cómo ella se había negado diciéndole: "Si me dejo comprar, perderé mi libertad. Y no podré seguir estudiando. Así es como funciona una mente libre: incluso ésta tiene sus reglas".
Hypatia simbolizaba el aprendizaje y la ciencia, que en ese momento de la historia occidental fueron precisamente identificados como paganismo. Sus propias palabras colocaron a Hypatia en una situación sumamente precaria. En declaraciones conservadas, el obispo Cirilo, la acusó, en efecto, de: "reserva su derecho a pensar, porque incluso pensar erróneamente es mejor que no pensar en nada" y "Enseñar supersticiones como verdad es una cosa terrible", pensamientos tan indignos y subversivos a juicio de Cirilo, obispo de Alejandría, que espoleó a la multitud cristiana contra Hypatia acusándola de pagana, impía y bruja. Los asesinos eran Parabolanos, monjes fanáticos de la iglesia de San Cirilo de Jerusalén, quizá ayudados por monjes nitrios. No se sabe si Cirilo ordenó directamente el asesinato, pero por lo menos creó el clima político que hizo posible tan atroces hechos. Más tarde Cirilo fue canonizado. Fue apresada y conducida al Cesáreo por los Parabolanos, el ejercito privado y fuerza de choque del propio obispo Cirilo.
Como drástica solución a un problema moral, ya que al ser virgen no podía ser asesinada, fue violada, desgarrada, descuartizada y quemada por los propios Parabolanos.
El asesinato de Hypatia está descrito en la obra de un historiador cristiano del siglo V, Sócrates el Escolástico:
"Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la singular modestia de su mente. Por lo cual había gran rencor y envidia en su contra, y porque conversaba a menudo con Orestes, y se contaba entre sus familiares, la gente la acusó de ser la causa de que Orestes y el obispo no se habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras, algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la arrancaron de su carruaje; la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizan su cuerpo; llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas".
Los hechos ocurrieron en la cuaresma del año 415 y justo un siglo después de que los paganos hubieran asesinado a Catalina, una erudita alejandrina cristiana.
Orestes informó del asesinato y solicitó a Roma que se iniciara una investigación. Luego renunció a su puesto y huyó de Alejandría. La investigación se pospuso repetidas veces por "falta de testigos" y más tarde Cirilo llegó a proclamar que se encontraba viva en Atenas. El brutal asesinato de Hypatia marcó el final de la enseñanza platónica en Alejandría y en todo el Imperio romano.
El edicto promulgado en el año 391 por emperador Teodosio, el Grande. Teodosio I, emperador romano de Oriente entre los años 379 a 392 y más tarde emperador, tanto en el Este y el Oeste hasta 395, inició una política oficial de la intolerancia al paganismo y el arrianismo en 380. En el año 391, en respuesta a Teófilo, anterior obispo de Alejandría y tío de Cirilo, le dio permiso para destruir las instituciones religiosas de Egipto.
Pese a que la legislación del año 393 trataba de frenar la violencia, en particular el saqueo y la destrucción de las sinagogas judías, se renovaron los disturbios tras la adhesión de Cirilo al Patriarcado de Alejandría en el 412. Sucesivas algaradas sacudieron Alejandría en esta época, la cual ya era conocida en la antigüedad por la naturaleza levantisca y pendenciera de sus habitantes La tensión culminó con la forzosa, aunque ilegal, expulsión de los Judíos de Alejandría en el año 414. De este periodo están documentadas decenas de revueltas contra diversas autoridades o grupos, ya fueran paganos, judíos, cristianos, etc. como las que provocaron la muerte a dos obispos cristianos, Jorge y Proterio, en los años 361 y 457 respectivamente, o la del mismo Prefecto imperial Orestes en el año 422.
Turbas cristianas exaltadas provocaron el saqueo de la Biblioteca de Alejandría, entonces llamada Hija del Serapeo y sucesora de la Gran Biblioteca, así otros monumentos paganos con la consiguiente e irreparable desaparición de casi todo el conocimiento y obras hasta entonces abarcados.
Poco después de la salida de muchos estudiosos comenzó el comienzo del declive de Alejandría como uno de los más importantes centros de aprendizaje antiguo.
Cirilo fue una figura de relieve por el desarrollo teológico de sus escritos, en especial por su defensa de la unión entre la divinidad y la humanidad de Jesús, frente a las tesis de Nestorio, que en el año 428 ascendió a la sede de Constantinopla. Cirilo aprovechó el error dogmático de Nestorio para deponerlo de su sede. En el Concilio de Éfeso (431), convocado por el emperador Teodosio II.
Al contrario de los anteriores concilios cuyas cuestiones teológicas se referían principalmente a la unicidad de Dios, el concilio de Éfeso supuso un cambio de dirección, pues se debatió sobre la naturaleza de Cristo dada la negación de los nestorianos a la unicidad de la naturaleza de Cristo y considerar que sus naturalezas, divina y humana, se encontraban separadas, prevaleciendo la naturaleza humana sobre la divina, por lo que María no debía ser considerada Madre de Dios (Theotókos), sino sólo "Madre de Cristo" (Khristotokos, ya que había dado a luz a un hombre en que la divinidad había ido a habitar.
Cirilo abrió las sesiones con 154 obispos de su partido sin esperar a que llegaran los obispos antioquenos, sirviéndose de cuantiosísimos sobornos durante todo el proceso. Sus regalos fueron tan abrumadores que, de hecho, logró que el emperador Teodosio II, en principio contrario al patriarca alejandrino, cambiara de parecer, y acabara por deponer y desterrar a su rival dogmático.
Sus numerosas obras están recopiladas en 10 tomos de la Patrologia Graeca de Migne. Aún cuando no se opuso abiertamente a las decisiones del concilio de Nicea, tampoco era proclive al uso de la terminología admitida en ese sínodo debido, según afirmaba, a que se trataba de expresiones que no están contenidas en la Biblia y pertenecen más bien a la filosofía griega. Venerado como santo tanto en Oriente como en Occidente, en 1882 san Cirilo fue proclamado doctor de la Iglesia por el Papa León XIII, quien al mismo tiempo atribuyó el mismo título a otro importante exponente de la patrística griega, san Cirilo de Jerusalén. Murió en el año 444.
En cuanto a la obra de Hypatia y todas aquellas conservadas en la Biblioteca, en el año 416, el teólogo e historiador hispanorromano Paulo Orosio hablaba con tristeza de los restos de la Biblioteca Hija del Serapeo, confirmando que “sus armarios vacíos... fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo”; aunque otras fuentes incluso en el siglo VI, resultan contradictorias con la posibilidad de que su contenido fuera destruido en los tiempos de Teófilo, ya que indican que la Biblioteca sobrevivió hasta dicha centuria. Así, el filósofo alejandrino Ammonio de Hermia (440-520) llega a describir la Biblioteca y los libros que contenía, recogiendo, por ejemplo, que custodiaba dos copias de las Categorías de Aristóteles, arrojando serias dudas sobre la tesis de que desapareciera en la época cristiana.
Bibliografía:
Charles Kingsley "Hypatia: nuevos enemigos con una cara vieja" (1852).
María Dzielska, "Hypatia de Alejandría" (1995)
MacTutor History of Mathematics - Biografía de Hypatia de Alejandría
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