viernes, 9 de marzo de 2012

El Último Gin Tonic

Doblegaban las fuerzas al final de un largo día de trabajo, cuando la oportunidad de unas risas y un momento de relajo se presentó inesperadamente. La barra del bar acoge a cualquiera que pueda pagar sus consumiciones y los tres podían o querían en mayor o menor medida. Dos hombres y una chica, el juego de la seducción servida y premeditadamente oculta. Cigarros van, vienen, un gin tonic cada uno. Dos machos y una hembra en el cortejo de quién puede llevársela. Todo tipo de proezas, todo tipo de barbaridades de machos en despliegue y ronda para ser admirados por los dulces y asombrados ojos de la joven. El humo les envuelve creando complicidad y electricidad entre los tres cuerpos cuyas hormonas se van atrayendo. Cualquiera de los dos compitiendo por llevarse el trofeo de forma velada mientras gin tonic a gin tonic, cigarro a cigarro se va tejiendo la red.

Ella sonríe feliz de ser atendida tan solicitamente por dos machos adultos, intuye apenas el peligro del deseo que provoca pero se siente adulada en su ego de joven hembra aún algo inexperta y que incoscientemente busca la experiencia de un macho alfa dominante aunque tenga el lomo plateado.

Las horas pasan, y el trasiego de tabaco y gin tonics resulta alarmante cuando ella se da cuenta de que se ahoga con el cigarro que tiene en la mano y que moverse provoca un desastre de equilibrio a su alrededor. Ellos la miran soprendidos, profesionales como son del "drinking" y ella no está para más aguante ni para juegos, se levanta como puede y se dirige a la salida más próxima donde, contra un árbol apoyada, vomita hasta el alma en un esfuerzo tan duro y seco como todos los gin tonic que lleva encima. Ellos se miran fuera del establecimiento a su lado y sin mediar palabra uno coge su coche y se va, sin más. El otro la ayuda y sujeta para acercarla a casa.

Esta noche los cálculos de todos han salido mal.

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