lunes, 2 de abril de 2012

Richard Burns: "Sandro y Simonetta"


"Escribir es un agotador y, en ocasiones, arrogante trabajo en el que te aislas socialmente. Es una forma de vida maravillosa pero una forma pésima de ganársela"

Richard Burns fue un escritor nacido en Sheffield (Condado de Yorkshire, Reino Unido) el 1 de septiembre de 1958. Casado en 1990 con Tina Davy con la que tuvo un hijo y una hija, además de los dos hijos de ella, demasiados niños, demasiado poco dinero. 

 No debe ser confundido con el poeta y también escritor del mismo nombre, Richard Burns, y también conocido como Richard Berengarten.

Nunca fue modesto con su obra, nunca se sintió una promesa y sí un escritor absoluto que conocía perfectamente su trabajo por encima de la manipulación y el sometimiento de las mafias editoriales y pseudointelectuales. Ese sentimiento de permanente e insalvable injusticia marcó su carácter: malhumorado, cínico y apasionado.

Ganó el premio Jonathan Cape de Primera Novela, y un par de menciones como finalista pero le resultaban insuficientes, incluso hasta las menciones y reseñas que le colocaban al lado de autores como Kazuo Ishiguro.

Su trabajo dió a la luz cinco novelas, cada una con una estilo propio aunque muy distintas temáticas:

"A Dance for The Moon" (1986) Ganadora del Jonathan Cape de Primera Novela

"The Panda Hunt" (1987)

"Why Diamond Had to Die" (1989)

"Fond and Foolish Lovers" (1990) Finalista del Certamen John Llewellyn Rhys 

"Sandro and Simonetta" (1992) Finalista Premio Booker

En esta última obra, la única publicada en España por la editorial barcelonesa, Emecé en 1995, la belleza y la delicadeza del escritor alcanzan una casi dolorosa sensiblidad. Narra la historia novelada de Simonetta Vespucci, "La Bella Simonetta", y el pintor renacentista Sandro Botticelli (Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi), sus amor ya consumados o platónicos, así como las obras de Botticelli con Simonetta como musa. La realidad llega hasta la muerte, 34 años más tarde, del propio pintor y su tumba a los pies de ella, ya que Simonetta había muerto prematuramente a los 22 años, en la Iglesia de Todos Los Santos en Florencia.

La ironía del destino culminó en que no llegase a ganar su segundo premio, pues aun siendo finalista de los premios Booker de 1992, para ser electo el escritor había de estar vivo. Richard Burns se había suicidado el 31 de agosto de 1992 desesperado u agotado por no poder vivir de su obra mientras otros escritores mediocres pero bien relacionados seguían prosperando al calor de las reglas de un juego nada literario.

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