Sombras de avatares extraen cartas
en la partida amañada
de adultos infectada en bares
de egoísmo disfrazado de absolutos.
No me engaño en el espejo
ante el que sólo
quiere mostrar su reflejo,
relegando mi incómoda persona
en palabras huecas que altisona
agitando para que me lleve
el viento al rumbo conveniente
de un falso encuentro donde pierdo
después, donde no queda nada
salvo presuntos ojos públicos
que presuponen, presumen y pretenden
y así, cuando todo está entregado,
no son más que manos
vacías en espaldas desnudas
a la mirada abierta, pero entre gatos
uso mi tapadera en la noche oculta
de la edad adulta del conocimiento
y el sexo en su epicentro
aplaca en mares mi pensamiento
inmerso en fría realidad
mientras se envuelve de palabras
y sudor empapado de calor humano.
No vale todo y menos aún nada
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