Algunos piden carne, otros trozos de alma,
un favor, una mirada, otros monedas cambiadas.
Una exigencia, un tiempo, un instante para ser
siempre a través de otros,
ojos que otorgan el maleficio del ser,
la sospecha de existir, los brazos de amor
plagados y anhelos inexactos o urdidos.
Fiebres de soledad empujan al vacío de tu encuentro
para apresar el instante de forma consciente, cuando
conscientes somos en fuga y permanentes fugitivos,
tránsito mortal de necesidad, apurados y oscuros
limbos insufribles, límites bordeando
la conciencia crepuscular de dioses
derrotados del olvido
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