La ubicuidad, la perfección, la entrega
en mil frentes, en mil batallas,
la alta cota provocada de hormonas
al olor imperceptible de un instinto
que nos mueve más allá de lo posible
fuera del pensamiento: amor, deseo,
juventud, desdoblamiento,
conceptos y concebidos,
conjunciones y conjuros bajo las estrellas
envuelven la piel, y sin embargo acaba,
casi tan inexplicablemente como sucedió.
Y en esas cenizas de amor, rescoldos se avivan,
para arrojar luz sobre lo sucedido
en el campo de tantas batallas,
y la conciencia toma voz, y los ojos visión
del hecho primordial:
a ver si empiezo a quererme sólo a mí
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