El tiempo guardo de tí,
lejos, abisalmente ocultado a la luz.
Un leve olor, un sabor apenas aprendido
desata el vestigio de la tormenta
en sacudidas a una nueva primavera
estallada de aguas predadoras
y estrellas temblorosas a cualquier acorde
sin tránsito destemplado.
Apreso miedos en tu recuerdo
sin conocer si hay un por qué
para mi existencia, y elevo incienso
en la hoguera del instinto
que tal vez existió aun impreciso.
Erróneo atisbo de juego
y equívoco, sonríes,
mi pechos en el tuyo, empujada de sol
y nervio en flor de piel
quemada y mañana
me envuelves, hermosa en tus ojos,
y ahora el relieve de tus manos impregna
mi mente a destiempo
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