Hogueras de suspiros incendiarios,
lavas volcánicas de almas antorcha.
Un quiero y no puedo, un digo y desdigo
un tomo y daca, un toma y saca
de damiselas sensibles y caballeros
perdidos en busca de recompensas
entre azules dragones heridos de amores
pretendidos. Azul es el príncipe
que vive aburrido y ya no encuentra,
siempre en busqueda, princesa
donde nunca en verdad ha existido.
Visita la frecuencia de la palabra
rendido al olor de las mieles de néctares
y jugos prohíbidos de pieles de seda
y nácar, de poseer sujeta sobre predicado
el cuerpo abierto de la flor y morder el fruto
granado del sexo, suspirar el alma
por un segundo, mirar los ojos y seguir su camino.
Humo, en humo quedan las palabras
inconexas lanzadas como anzuelos de sirenas
y alimento, juego, de egoísmo distraído
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