Por la tierra que os consumirá,
por las estrellas que nacen y mueren
apagando la mía.
Por los vástagos de las vides, del vino amargo
bebáis los cálices a rebosar.
Por el aire que propaga y aviva el fuego
así os llegue y atrape, presos sin salida.
Por el estremecimiento de cada árbol abatido,
torturado, quemado y
así caigan, uno a uno, vuestros hijos.
Y del trigo escamoteado a vuestros semejantes
salgan plagas de gusanos que se alimenten
de vuestros corazones duros.
Por toda agua que arrebatáis de mis cauces
mil años antes os extingáis.
De las mareas y la arena de los mares
ahogados y tragados seáis.
Secos vuestros ojos en sal de llanto,
perdidos y náufragos, sin lugar adónde ir
ni dónde habitar, heridos vuestros pìes del camino.
Y maldigo el nombre de los hombres,
maldigo su cordura para convertirla eternamente
en loca mutación y dolor consciente
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