Ven más de lo que se muestra,
esconden más de lo que se aparenta.
Ven dentro del vacío cósmico de tu nada,
en la resistencia a tu soledad inaceptada,
tu terror al inaceptable naufragio
de almas perdidas en sueños ajenos.
Cual Jano, miras a Oriente, yo a Occidente.
No miras en tu interior, no ves a tu alrededor,
sólo un indolente apetito que satisfacer,
una desgana de capricho ahíto,
un pasaje de ida y vuelta a un falso
paraje onírico donde yacer, reposar y olvidar
el recuerdo del presente, el fragor de la edad
que se apaga, amortiguando el grito,
iniciando la caída de arrastradas
mentiras que jugamos a ser ciertas.
Donde no me interesas, ni te intereso,
ni consiento siquiera ser objeto de deseo
ese que, apagadamente, pretendes conferirme
tan desapasionadamente
y desprovisto de toda imaginación
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