La feria, la juerga, la fiesta, otro festivo intempestivo, da igual en medio, arriba o abajo, bocabajo, el colgado. El carajal asegurado, la nave nodriza de grados y destilados.
Moscas a la miel acuden, zumbando y apresurados, libaciones en cálices de plástico y cortantes, garrafón y éxtasis comunal. Comunión de parentesco alcohólico institucionalizado y sacro. Los niños, de lejos, miran ese juego sempiterno de mayores y permisivas consecuencias.
Beber, exaltación y vorágine, patrón de conducta, manual para ser divertido, de cómo pasarlo bien y caldo de cultivo de interminables anécdotas desapercibidas al ojo sobrio.
Rueda, noria y status, estar dentro, girando, enrollado, repetir patrones y ritos, conductas apropiadas para la inconsciencia socializada.
De mala gana echa un vistazo a sus hijos, "¿Qué vas a hacer esta noche?" "Ponerme ciego"
Milagroso santoral propagador de cegueras universales.
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