domingo, 10 de junio de 2012

Siete Muelles

Del "ññriiiiiiiick" que hacía al abrirse en toda la impresionante envergadura de su albaceteño filo, guardo aún el recuerdo en la memoria auditiva. Era una más que respetable navaja de siete muelles de Albacete, nada mejor hecho, nada más fino que esa artesanía vieja, casi perdida, con sus secretos y oficio pasados de generación en generación, cuando se pasaba el testigo a los hijos cuando estos ya habían aprendido de sus padres. Sí, ahora no encuentro sentido alguno a los trabajos que no sean oficios, a muchos les pagan por hacer algo especializado y aislado, que ahora es útil y pasado mañana puede no serlo en absoluto.

Y no hablemos de encontrar otro trabajo, ahora se hacen trabajos por día, hora, si el cliente está de acuerdo las ETTTTT, o DDT, fragmentan los contratos hasta pulverizarlos entre sus in- o ads-critos. Por supuesto si nos sacude algun tipo de devastación de la Naturaleza, no todos estamos capacitados para sobrevivir sin coche, nevera, supermercado, dinero, medicinas, etc. , e incluso algunos sin lujo pues ¿qué sentido tendría la vida entonces?.

Sus cachas de asta de toro, su porte preocupante y acerado me recuerdan aquellos tiempos legendarios y románticos en que Sierra Morena se convertía en hogar y domicilio social de bandoleros sin CIF.

¿Y nuestros hijos tantos años bendecidos por ser ilustrados en los mejores colegios, escuelas y Universidades?, si al cabo no les hemos enseñado a vivir, sólo hemos permitido que durante veintitantos años se sumerjan en la laguna Estigía para hacerlos inmortales, mas el resultado es que los mantenemos en un limbo desde el que habrán de nadar luego a una orilla u otra, sin barca ni barquero. Y todo porque no tenemos tiempo, el tiempo que nos roban en trabajar jornadas maquilladas de las palabras: conciliación, vida y familiar, el tiempo robado en la ecuación distancia/atasco. Antes las familias se mantenían de economías y un sueldo y podían vivir con ajustada moderación, ahora trabajan dos y apenas pueden mantenerse a si mismos, el futuro nos hará trabajar nada más nacer. Pero la paradoja nos hace estar en paro en una edad en la que el trabajo es la experiencia, y el conocimiento real, una franja de paro acotada para los que pretenden acceder por primera vez al ¿mundo? laboral y para aquellos quincuagenarios, un panorama con pinceladas también para algunos de treinta, cuarenta y lo peor, más irónico y dramático: aquellos que han pasado la barrera de los sesenta años de edad a un paso de quedar en la vacío absoluto después de haber trabajado toda su vida.

Con aquella navaja me echaría al monte, a "afeitar" cuernos y barbas, a poner justicia donde no la hay, que es en todas partes. A apear de sus carruajes al poder y los monopolios para los que trabajamos de una forma u otra, si Ud. paga facturas ya me entiende. Y es que ahora entiendo por completo aquella barbaridad que escuché de boca de mi abuelo "Si no hubiera tenido hijos me habría metido a terrorista ..."

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